Me complace expresar mi agradecimiento por haber elegido a Egipto entre los países del continente africana, que van a recibir apoyo en cuanto a obtener la tecnología mRNA, utilizada en la fabricación de las vacunas y otros medicamentos importantes en la lucha contra muchas enfermedades incurables.

Nuestra presencia aquí, hoy, es un fiel reflejo de lo que la asociación internacional y la cooperación en el ámbito sanitario pueden lograr a través de encontrar métodos eficaces para enfrentar a los retos globales, si existe la voluntad política necesaria por eso, y si se domina el sentido que nuestro destino es común, y como consecuencia de los esfuerzos realizados por Francia y Sudáfrica durante el pasado periodo a fin de cristalizar una visión africana-europea común para fomentar al continente africano a obtener la tecnología médica necesaria para la producción de vacunas.

Y me gustaría, también, apreciar el esfuerzo de la Organización Mundial de Salud para conseguir este logro, que contribuirá a capacitar a nuestros países africanos a superar los efectos sanitarios, económicos y sociales negativos de la pandemia; lo que también se reflejará en la protección del mundo entero de las repercusiones de la pandemia.

Este paso supone una dedicación a lo que Egipto ya está llevando a cabo en la realidad para preparar la producción de vacunas; ya sea para el uso local o para facilitarlas a los países africanos hermanos; basándose a la infraestructura médica e industrial; en la que ha invertido  Egipto a lo largo de los años pasados, y que es capaz de absorber esta tecnología y utilizarla de forma adecuada para garantizar la disponibilidad continua de las vacunasdentro de Egipto; y también para apoyar a los países africanos hermanos en sus esfuerzos por proporcionar las vacunas a sus ciudadanos.

Me gustaría confirmar que este apoyo, que nuestros países africanos van a obtener, es un paso en el camino hacia una asociación integral, a la que buscamos en el campo sanitario; y llamamos a nuestros socios de los países amigos, las organizaciones y las instituciones financieras internacionales a reforzar los esfuerzos en este ámbito con el fin de apoyar a los países africanos y proporcionar la financiación sostenible necesaria para satisfacer sus necesidades sanitarias; así como a fortalecer los mecanismos internacionales relacionados con la distribución de vacunas para que sean más justos y responsivos a las circunstancias sociales y económicas de cada país.