La población de la península del Sinaí representa los grupos de beduinos más famosos en Egipto, ya que conservan, hasta hoy en día, muchas de las costumbres, tradiciones y culturas que les distinguen, a pesar de haberse mezclado con las varias zonas rurales y urbanas de Egipto.

En cuanto a las bodas políticas, antiguamente no existía contrato oficial de matrimonio, la autenticad del mismo se basaba en la palabra y juramento del novio, ahora la mayoría, sabiendo los beneficios, opta por un contrato legal de matrimonio. Naturalmente, el padre de la novia es el que asume esta responsabilidad.

En el mismo contexto, los matrimonios entre un mismo grupo de familia son muy frecuentes. En la teoría y en la práctica, el primo tiene la prioridad absoluta. Estas tradiciones van desapareciendo gradualmente por la necesidad del cambio social. Algunos jóvenes, especialmente aquellos que hayan vivido en el valle durante la ocupación israelí del Sinaí, prefieren casarse con mujeres ajenas a sus tribus e incluso al Sinaí.

En Sinaí del Norte, el matrimonio entre el mismo grupo está gobernado por una serie de principios. Uno de estos principios es la igualdad del nivel social de los pretendientes y la segunda es asegurarse de que los servicios sociales y económicos desempeñados por la mujer en su familia no serían afectados por casarse con un forastero.

En cuanto a la dote, hay mucha variación sobre su cantidad, genero, indicio social, y su forma de pago. Antiguamente la dote se pagaba en camellos, costumbre que sigue vigente en zonas muy contadas. La dote se valora en 2 camellos y 2 corderos para la joven virgen y es menos cuando se trata de una divorciada o una viuda. En la actualidad algunas familias exageran y piden 20. 000,00 Libras Egipcias como dote de su hijo.

De esta manera las bodas se siguen celebradas de acuerdo con consideraciones propias del ambiente, de la zona y de la familia.