Es un hombre polifacético: filósofo, pensador y literario. Mereció el título de “Filósofo de la ilustración”, porque lo único que le preocupaba en toda su vida era la ilustración. Con su aguda inteligencia y acertada visión se dio cuenta de que la existencia es vinculada a la luz y la nada con las tinieblas; de manera que si quisiéramos existir y continuar tendríamos que dirigirnos hacia la luz y, si no, seríamos como los murciélagos. Se interesó, también, por la civilización de Oriente, asegurando que es la base de la civilización del mundo.

Sus importantes obras de ensayos: Janat al-Abeet “el Paraíso del tonto”, almaqul walla maaqul fī tarekhna alfakri “Lo razonable y lo irrazonable en nuestra historia intelectual”, y Shrouk men al-Garb “Amanecer desde el Oeste”. En la literatura de viajes: Días en Estados Unidos. Como novelista escribió: Quesat Aquel  “La historia de un cerebro” y Quesat rawh “Historia de un alma”. Como crítico literario publicó: Tarij al-Adab fel Alam “Historia de la literatura en el mundo”.