La mujer egipcia
La mujer en la vida egipcia
Tuesday، 26 November 2013 12:00 AM

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"La mujer en el antiguo Egipto llevaba una vida feliz en un país donde la igualdad de género parecía ser normal" Christien de Nobelcouer Rouse Egiptóloga francesa
Desde los albores de la historia hasta la actualidad, la mujer ha jugado un papel importante en la sociedad egipcia. La primera aparición de la mujer en la vida pública en Egipto se remonta a la época faraónica, donde ocupó un lugar que puede parecer sorprendente por su "modernidad", si se compara con el que ocupaba en la mayoría de los países de la época, e incluso de épocas posteriores, disfrutando de una situación de igualdad con el hombre e involucrándose en la política y el gobierno. La Reina Hatchepsut es un buen ejemplo. Esta mujer reinó desde 1479 hasta 1457 a.C., haciendo muchos esfuerzos prósperos para desarrollar la estructura del estado en los ámbitos de la religión, el comercio y la política interior y exterior. El mismo camino fue seguido por mujeres como Nefertiti, Nefertari, Cleopatra y Shagaret ad-Dorr en épocas posteriores. La mujer en el antiguo Egipto El valor histórico de la antigua civilización egipcia reside en el conjunto de valores humanos que abarcaron todos los aspectos de la vida humana, y formaron a lo largo de los siete milenios de historia egipcia las raíces del patrimonio de toda la humanidad. Uno de estos valores más apreciados es el reconocimiento del papel de la mujer en la sociedad. Un valor que se tradujo en la antigua sociedad egipcia en el elevado estatus del que gozaba la mujer. El egipcio de aquel tiempo reconoce a la mujer como su complemento, su compañera de vida y del más allá. En el antiguo Egipto, se alcanzó un grado de igualdad entre hombre y mujer poco frecuente en las otras sociedades de la época. Desde el punto de vista jurídico, hombre y mujer eran iguales ante la ley. La mujer tenía los mismos derechos económicos y jurídicos que los hombres, lo cual no era común para la época. Ellas podían manejar su propia herencia o estar al frente de un negocio. Esta posición tan destacada de la mujer en aquella época se refleja también en el mundo de las divinidades, pues existen numerosas diosas, entre las cuales figuran: Isis: la gran diosa Madre, reina de los dioses, diosa de la maternidad. Era el símbolo de la lealtad y la fidelidad. Los egipcios antiguos creían que las lágrimas que derramó sobre su marido asesinado provocaron la inundación del Nilo. Hathur: La diosa del amor, de la belleza, de la danza y las artes musicales. Bastet: La diosa protectora del hogar. Tueris: diosa de la fertilidad, protectora de las embarazadas. Las diosas Netert y Maat personifican el inicio del sistema cósmico. Las mujeres egipcias en la era faraónica tenían acceso a diversas profesiones y puestos de trabajo, pues trabajaban como empresarias, funcionarias, plañideras, sacerdotisas, etc. Podían también ser funcionarias de alto rango. Por ejemplo, Psechet, de la IV dinastía ocupó el puesto de médico jefe y Nepet, suegra del rey Bibi I de la VI dinastía ejerció como juez. No fue raro también ver a la mujer ascender al trono, llegando a ocupar la función suprema de faraón. De estas últimas tenemos varios ejemplos como la reina Hotop, madre de Keops, la reina Khunt, hija de Micerinos, la reina Abah Hotep de Tebas, la reina Hatchepsut, hija de Tutmosis I o la famosa Cleopatra, tan conocida por su belleza como por su amor con Marco Antonio. Derechos sociales La antigua civilización egipcia fue la primera en promulgar leyes que regulan el matrimonio y prestan mucho interés a los derechos y las obligaciones de ambos conyugues basándose en el respeto mutuo entre el marido y su mujer. Cuando un hombre y una mujer se unen por el santo matrimonio, las esposas disfrutaban de los mismos derechos legales y responsabilidades que sus maridos. El marido debía garantizar el bienestar de su esposa incluyendo, por supuesto, los aspectos económicos. En la familia, la mujer era nombrada como Nebt-Het, que significa Señora de la Casa. Si el matrimonio fracasaba, el divorcio estaba admitido. Se daba por iniciativa de cualquiera de los cónyuges: si el marido es quién lo pide, tenía que ceder una parte de los bienes a su esposa; si es la mujer quien tomaba la iniciativa, ella tenía la misma obligación, pero en menor medida. En el caso de quedarse viuda, la mujer tiene el derecho de heredar la tercera parte de la fortuna de su difunto marido. Las egipcias antiguas no necesitaban de un tutor legal, ya que podían vender, comprar o emprender acciones legales. En este sentido, encontramos el himno a la diosa Isis, que se encuentra recogido en el papiro de Oxyrhinco, siglo II a.C.: “Eres la dueña de la tierra [...] tú has dado un poder a las mujeres igual al de los hombres”). Las mujeres podían disponer de su patrimonio y tener su propio negocio. De igual modo, podían decidir cómo dividir sus bienes entre sus descendientes. En cuanto al derecho a la educación, las niñas, igual que los niños, aprendían a leer y a escribir a partir de los cuatro años, en unas instituciones educativas estrictamente disciplinadas donde se les enseñaba lo básico de las matemáticas: la geometría y los fundamentos de las lenguas jeroglífica y hierática. Cuando finalizaban los estudios obtenían un diploma que les permitía especializarse en una de las ramas del conocimiento. Este estatus especial así como el tratamiento único y cariñoso otorgado a la mujer en el antiguo Egipto, quedó reflejado en los consejos del escriba Ani del Imperio Nuevo al futuro esposo: "Si eres sabio, mantén tu casa, ama a tu mujer, aliméntala apropiadamente, vístela bien. Acaríciala y cumple sus deseos. No seas brutal, obtendrás más de ella por la consideración que por la violencia: si la empujas, la casa va al agua. Ábrele tus brazos, llámala; demuéstrale tu amor".
La mujer en el Islam
El Islam llegó a Egipto en el siglo
Derechos de la mujer en el Islam
La mujer en el Egipto moderno
Cuando empezó Mohamed Ali Pacha a principios del siglo XIX asentar las bases para la construcción del Egipto Moderno, introdujo grandes reformas en todos los ámbitos (ejército, administración, agricultura, industria, educación, comercio, etc.). Convencido de que la educación y la elevación del estatus de la mujer era una de las piezas claves del necesario progreso de la sociedad egipcia, Mohamed Ali prestó especial interés en modernizar el sistema educativo y abriéndolo a la mujer, y creando en 1832 la primera escuela de Matronas en Egipto.
A mediados del siglo XIX se multiplicaron las reclamaciones de la emancipación de las mujeres y de su derecho a la educación y el empleo. Entre las cuales figuran algunos ilustrados de la época como Gamal Eddin Al-Afgani, Mohamed Abdou y Rifa'a al-Tahtawi cuyos llamamientos tuvieron una gran repercusión en la sociedad egipcia. Por ejemplo, los esfuerzos de Rifaa Al-Tahtawi a favor de la educación de la mujer contaron con el apoyo de la esposa del Jedive Ismael, que patrocinó la creación de la primera escuela pública para niñas, llamada Al Siofiyya, en 1873, que contó, seis meses después de su inauguración, con 286 alumnas; un año más tarde se fundó la correspondiente secundaria.
Uno de los grandes defensores de la educación femenina fue el escritor e intelectual egipcio Qasim Amin (1863-1908), pionero de una línea de análisis liberal que reclama la emancipación de la mujer frente a las visiones tradicionalistas. La publicación de las obras de Amin, Tahrir al-Mar'a (La liberación de la mujer), en 1899, y Al-Mar'a al-Yadida (La nueva mujer), en 1901, provocaron uno de los grandes debates intelectuales del momento. Amin consideraba la educación de la mujer un deber y una única vía para que fuera miembro activo de la sociedad, por lo tanto era uno de los mayores impulsores de la entrada de las mujeres en la universidad, algo que tuvo lugar en el año 1928, cuando fue admitido el primer grupo de mujeres en la Universidad de El Cairo.
Hablando de la acción civil, la primera organización no gubernamental formada por mujeres se creó a principios del siglo XX. Esta asociación civil embrionaria allanó el camino para una mayor participación de las mujeres egipcias en la acción pública. Los años siguientes son testigos de los esfuerzos de las mujeres para establecer y participar en organizaciones benéficas y asociaciones civiles de todo tipo.
La década de los años veinte supuso un gran impulso al activismo feminista en Egipto, ya que una vez conseguida la independencia formal del país de Gran Bretaña en 1922, las mujeres empezaron a teorizar sobre el feminismo egipcio en revistas que ellas mismas fundaron. La prensa femenina fue determinante en este sentido. El primer periódico dirigido por una mujer y dedicado a las mujeres fue Al-Fatat (La Muchacha), fundado en Alejandría, en 1892.
Una de las figuras más destacadas del feminismo egipcio es Hoda Sharawi (1879-1947) que colaboró en 1914 en la creación de la «Asociación Intelectual de Mujeres Egipcias» y presidió el «Comité Central de Mujeres Wafdistas». Asimismo jugó un papel muy importante en la movilización de mujeres en la Revolución de 1919 contra la ocupación británica. Era la primera vez que mujeres egipcias aparecían en manifestaciones de este tipo, aunque no para exigir derechos propios de la población femenina, sino para unirse a las reivindicaciones nacionalistas de todo el pueblo.
La nueva Constitución, promulgada tras la independencia del país en 1922, no garantizaba los derechos de la mujer, entre ellos el derecho al voto; como consecuencia se creó en 1923 la Unión Feminista Egipcia (UFE). Sus reivindicaciones eran tanto de carácter político-nacionalista, como social y feminista. En el mismo año, una delegación de mujeres de la UFE encabezada por Hoda Sharawi, viajó a Roma para participar por primera vez en su historia, en el IX congreso organizado por la ¨Alianza Internacional de Sufragio de Mujeres¨.
En 1942 se estableció la primera formación política feminista bajo el nombre de Partido Feminista Egipcia. Más tarde en 1947, la Unión Feminista Egipcia exigió la modificación de la ley electoral para otorgar a las mujeres el derecho al voto en igualdad de condiciones con los hombres, el derecho de acceso a las asambleas municipales y parlamentarias. Durante la conferencia feminista celebrada el 19 de febrero de 1951, se organizó una manifestación de mujeres reclamando el derecho de la mujer egipcia en la participación parlamentaria.
Después de la revolución de julio 1952, la Constitución de 1956 concedió a la mujer plenos derechos políticos. Lo que marca el punto de partida para conseguir más derechos como el acceso a los cargos públicos y directivos, y el reconocimiento de la mujer como una fuerza productiva en igualdad de condiciones con el hombre. Este desarrollo fue culminado con el nombramiento de la primera mujer ministra en Egipto en 1962.
Desde entonces, se arraigó la práctica de asignación de carteras ministeriales a las mujeres en los gabinetes egipcios y de su participación en todas las instituciones legislativas, judiciales y políticas de Estado.
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